Carta de Jordan al baloncesto.

A noche navegando sin ton ni son, encontré esta joyita, una carta que escribe Michael Jordan, a su querido baloncesto y he querido compartirla con vosotros:   

    Querido Baloncesto: 
Han pasado casi 28 años desde el primer día que nos conocimos, 28 años desde que te vi en el fondo de nuestro garaje. 28 años desde que mis padres nos presentaron.

Si alguien me hubiese dicho lo que seria de nosotros, no le hubiese creído. Yo solamente aprendí tu nombre.

Luego comencé a verte alrededor del barrio y te vi en televisión. Yo solía verte con muchachos en la cancha. Pero cuando mi hermano mayor comenzó a prestarte más atención, comencé a fascinarme. Tal vez eras diferente.

Nosotros nos divertimos algunas veces. Cuanto más te conocía, más me gustabas. Y como cosas de la vida, cuanto finalmente me interese en ti, cuando finalmente estaba preparado para que se volviera algo serio, tú me dejaste afuera. Me dijiste que no era lo suficientemente bueno.

Yo estaba traumatizado. Estaba herido. Creo que hasta lloré.

Luego te deseé mucho más que antes. Por lo tanto practique. Me exigí. Trabajé en mi juego. Pases. Pique. Tiro. Pensamiento. Corrí. Hice sentadillas. Hice flexiones de brazo. Hice abdominales. Levanté pesas. Te estudié. Yo comencé a enamorarme y tú lo notaste. Al menos eso es lo que el entrenador Smith dijo.

Al comienzo yo no estaba seguro de lo que estaba pasando exactamente. Pero ahora lo sé. El entrenador Smith me estaba enseñando cómo amarte, cómo escucharte, cómo entenderte, cómo respetarte y cómo apreciarte. Luego sucedió. Aquella noche, en el superdomo de Louisiana, en los segundos finales de la final del campeonato contra Georgetown, me encontraste en la esquina y bailamos.

Desde entonces te convertiste en mucho más que solo una pelota para mí. Te convertiste en más que una cancha. Más que un simple aro. Más que en un par de zapatillas. Mucho más que un simple juego.

En algunos aspectos, te convertiste en mi vida. Mi pasión. Mi motivación. Mi inspiración.

Eres mi fan más grande y mi más duro crítico. Mi mejor amigo y mi aliado más fuerte. Mi profesor más desafiante y mi estudiante más cariñoso. Eres mi esencial compañero de equipo y mi competidor más feroz. Eres mi pasaporte por el mundo y mi visa en los corazones de millones.

Tanto ha cambiado desde el primer día que nos conocimos, y cuánto tengo que agradecerte. Así que si nunca me escuchaste decirlo antes, déjame decirlo ahora para que el mundo lo escuche. Gracias. Gracias, Baloncesto. Gracias por todo.

Gracias por todos los jugadores que llegaron antes que yo. Gracias por todos los jugadores que fueron a muerte conmigo. Gracias por los campeonatos y los anillos. Gracias por los AllStar y por los Playoffs. Gracias por los últimos tiros rompiendo la bocina, las duras faltas, las victorias y las derrotas. Gracias por hacerme ganar mi cuidado. Gracias por el #23. Gracias por Carolina del Norte y por Chicago. Gracias por el sobrenombre. Gracias por los movimientos y los tiempos pasados. Gracias por la conquista del Slam Dunk. Gracias por la voluntad y la determinación, el corazón y el alma, el orgullo y el coraje. Gracias por los espíritus competitivos y las competiciones que enfrenté. Gracias por las fallas y las contrariedades, las bendiciones y los aplausos. Gracias por el beisbol y los Barons. Gracias por perdonarme. Gracias por los asistentes, los entrenadores, y los terapeutas físicos. Gracias por los publicadores, los arbitros, los escritores, los reporteros, por las emisoras de radio. Gracias por los Pistons y los Lakers, los Cavs y los Knicks, los Sixers y los Celtics. Gracias por Phoenix, Portland, Seattle y Utah. Gracias por los Wizards. Gracias por los creyentes y los dudosos. Gracias por el entrenados Smith, Loughery, Albeck, Collins y Jackson. Gracias por la educación y la experiencia. Gracias por enseñarme el juego por detrás, por debajo, por dentro, por encima y por alrededor...... el juego juego. Gracias por todos los fans que alguna vez hallan dicho mi nombre, unidos sus manos por mi y mis compañeros de equipo, que me hallan chocado la mano o me hallan dado palmadas en la espalda. Gracias por todo lo que le diste a mi familia. Gracias por la luna y las estrellas, y por último pero no menos importante, gracias por Bugs y los marcianos.

Yo sé que no soy el único que te ama. Yo sé que obtuviste amor mucho antes que yo y que tendrás mucho más. Pero también se que lo que nosotros tuvimos fue único. Especial. Por lo tanto como nuestras relaciones cambiarán, como sucede con todas las relaciones, una cosa es segura.

Te amo, Baloncesto. Amo todo lo que se relacione a ti y siempre lo haré. Mis días de juego en la NBA terminaron definitivamente, pero nuestra relación nunca acabará.

Con amor y respeto, Miguelito Jordan.  

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